La trama nos cuenta la historia de Julie, una chica de 20 años, madre soltera, que trabaja de cajera en un supermercado y que tiene que aguantar las impertinencias y el acoso de su jefe porque necesita el trabajo para sobrevivir y sacar adelante al pequeño Lulú completamente sola, ya que su familia le dio la espalda al quedarse embarazada.
Pero un día un desconocido, cliente del supermercado, le tiende una mano, le ofrece su ayuda desinteresada a pesar de que ella desconfía. Le propone pasar con el niño unos días en la costa bretona junto a él y su hijo Jérôme. Reacia en un primer momento, acaba aceptando la propuesta sin saber que estas vacaciones van a cambiar sus destinos para siempre.
Me ha parecido una historia preciosa, conmovedora y entrañable, con unos personajes maravillosos, dura y tierna a la vez, de “sentimientos” como yo las llamo. Porque eso es lo que consigue, despertar tal cantidad de ellos y con tanta intensidad que te llega a tocar la fibra más sensible sin caer en la cursilería. Con una prosa elegante y exquisita a la vez que directa, la autora entona un canto a la vida, a la generosidad, al amor y a la esperanza capaz de arrancar sonrisas y lágrimas.
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