Este fin de semana voy a Madrid para entrar por 4ª vez en la habitación de mi actor favorito con su espectáculo teatral “ El Intérprete”. Aunque el impacto de aquella primera vez queda atenuado por la fuerza de la costumbre lo vivo y lo siento con la misma intensidad. Vamos una horda de “ invisibles” con nuestros sombreros, guantes y boas de colores para acompañarle, arroparle y envolverle. Somos sus amigos invisibles que ya nos hemos vuelto muy visibles, y que hemos forjado entre nosotros una sincera amistad compartiendo nuestra admiración y respeto por este hombre que nos lo devuelve con creces. Le queremos, le adoramos, le necesitamos, y le damos gracias por hacernos sentir tanto y tan bonito.
Todo se vuelve oscuro… y siento mariposas en el estómago.
Llegan a mis oídos unos pasos firmes que van calando dentro y mi corazón bombea junto a ellos.
Un suspiro en el micro me hace cerrar los ojos…contengo la respiración.
El sonido de la cerilla al encenderse da paso a una luz tenue que me hace fijar la mirada en unos ojos magnéticos de los que ya no la podré despegar.
Suena la voz… me invaden sus palabras penetrando por cada uno de los poros de mi piel...y comienza la magia.
Señoras y señores: con ustedes el actor…el cantante…¡ EL INTÉRPRETE !
" Defiende tu sombrero por ridículo que parezca "
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